Haces que me sienta como una estúpida. Llamas diciendo que tienes un regalo para mi, y que quedamos para esta semana, (que ya pasó). Que no me preocupe, que llamarás.
Y yo, siempre me lo creo, como tonta que soy. Como si no te conociera lo bastante como para saber que no te voy a ver el pelo. Por si fuera poco, soy más tonta todavía, y a mitad de semana, viendo que no tengo noticias tuyas, te llamo!
Dios mio, qué me hará falta para quitarte de mi vida. Para olvidarme de ti y seguir adelante sin necesitar verte.
Ya hay pocas cosas que me calle contigo. Son demasiados años y ya te lo digo todo lo mas sinceramente que puedo. Cuando me dijiste que me llamarías, te lo hice asegurar, porque no era la primera vez que me lo decias y luego desaparecias. Y qué me dijiste tu?, qué aseguraste?, que me ibas a llamar. Algo que, finalmente, no has hecho.
Y mira que me apetecía verte, eh?!
Estaba teniendo unos días de lo mas movidito. Mi abuela había venido para ir juntas al médico y estaba de acá para allá, autobús (odia el metro), para arriba, autobús para abajo. Había estado también el las fiestas de la Mercé, me enteré de una exposición hasta ahora inédita de Marilyn Monroe y quería contarte lo que había sentido al ver una agenda suya...
Pero no, tuviste que no llamarme para llenarme de enfado e inseguridad. Para que cuando sea que nos veamos, no esté todo tan fresco en mi y en vez de recibirte con ganas, te reciba llena de ansiedad y de preguntas con doble sentido.
Si ésto es una venganza, lo estás consiguiendo de veras!