Por cosas que pasan el la vida, con 17 años, me vi trabajando en un teléfono erótico desde casa. Pero no en una situación normal, hace poco me había ido de casa, a vivir al pueblo donde siempre había pasado los veranos. Estaba con mi abuela y mi tío.
Después de buscar distintos trabajos, vi en el periódico una oferta para trabajar en teléfono erótico desde casa. Ni me lo pensé.
A mi abuela, le disfracé un poco de que iba realmente la cosa. Le dije que era un teléfono en donde la gente llamaba para hablar de sus aficiones, de amistad
Llamé, y un señor que me cayó muy bien, que estaba en Palma de Mallorca, me hizo un par de preguntas, y como le gustó mi voz, a los días, tenía a dos técnicos de Telefónica poniéndome un teléfono en mi habitación.
Mi mejor amiga, fue testigo de todo. Estábamos las dos emocionadísimas por el echo de que íbamos a hablar con gente extraña, a la que no veíamos, de cosas que ni habíamos imaginado que se pudieran llegar a hacer. Era toda una novedad.
La primera llamada no se hizo esperar. Recuerdo que tenía la boca seca de los nervios, y de que tenía una risita nerviosa que al hombre no pareció molestarle. A la tercera llamada, ya sabía por donde ir, cuando decir las cosas y lo fácil que era descubrir con un par de preguntas, lo que gustaba al que estaba llamando.
De la vergüenza inicial, pase al aburrimiento más absoluto. Tanto, que invité a mi amiga, que los primeros días tenia prohibida la entrada mientras estuviera en el teléfono, a que estuviera y viese de qué iba. No tardo en coger una llamada y otra y otra. Dio con uno al que le gustaba hablar con ella y no paraba de llamarla. Al principio no, pero luego encontramos cierto parecido en la voz con Javier Bardem. Y eso nos hacia gracia y decíamos que qué fuerte si fuera el, y cosas así.
En mi cuarto había dos camas. Ella estaba hablando en una, y yo estaba en la de enfrente, en una esquina, porque Thor, el perro que tenia, estaba todo lo grande y largo que era en la cama durmiendo. Sin querer, le hice cosquillas en las patas de atrás, y me dio una patada tan fuerte, que me caí y peté con mi culo una Font Vella que estaba en el suelo, llenándome de agua.
Y ella al teléfono con aquel hombre que estaba en plena faena.
Entre el escándalo de la caída y las risas contenidas, no tuvo más remedio que contarle lo sucedido. Quitando así todo rastro de una situación imaginaria de soledad, desnudez e intimidad. Las dos creímos que colgaría, pero no lo hizo. Siguió a lo suyo, como si no hubiera pasado nada!
La pobrecita, tuvo que aguantar la risa y disimular tapando el micro del teléfono para poder reír de vez en cuando.
A veces me acuerdo de ese momento, que es uno de los más graciosos y extraños que he pasado en mi vida.
A los días, el que puso el anuncio, el de Palma de Mallorca, me llamó diciendo que no cogiera ninguna llamada, porque los de las tarjetas de crédito, habían descubierto que no teníamos tienda y que para verificar las tarjetas, llamábamos fingiendo que el aparatito de las tarjetas estaba roto o algo así, no me acuerdo muy bien. Fueron unos 6 días, si no recuerdo mal, y cobré 12.000 pts. No recuerdo tampoco en que las gasté.
Al tiempo de todo esto, Javier Bardem estrenaba Boca a Boca. Y en las entrevistas dijo que para meterse bien en el papel, había llamado a líneas eróticas