Supongo que habéis visto esos anuncios que han puesto hace unos días, que tratan sobre distintos artículos de la Constitución Europea.
La idea de poner a gente famosa, me pareció buena. Nada más eficaz para llamar la atención y que la gente, escuche al menos lo que dicen. Hasta que el otro día, vi uno de esos anuncios en donde una mujer que no conozco, sale diciendo uno de esos artículos mediante el lenguaje de signos, para los sordomudos.
ARTICULO II-86
Integración de las personas discapacitadas.
La Unión reconoce y respeta el derecho de las personas discapacitadas a beneficiarse de medidas que garanticen su autonomía, su integración social y profesional y su participación en la vida de la comunidad.
Me hizo gracia. Casi toda mi vida, he vivido con mi tío esquizofrénico. El pasado 24 de Septiembre, murió de un ataque al corazón. Y nunca, mientras ha vivido, he visto que nadie hiciera nada por los esquizofrénicos. Siempre he visto que se hacían programas para ayudar a los que tienen síndrome de Down, a los necesitados, para luchar contra el cáncer...
Me parece fantástico, y que lo sigan haciendo todos los años. Por qué no se habla de los esquizofrénicos?
Cuando un esquizofrénico mata a su madre, todo el mundo habla. La gente se pregunta que porque no estaba en algún centro, o con una medicación adecuada.
Mi tío a lo largo de su enfermedad, que le vino con quince años, tuvo muchos altibajos. De pasarse meses y meses tirado en la cama, fumando sin querer comer y sin apenas hablar. O de escaparse y volver al día siguiente completamente borracho.
Y siempre estuvo mi abuela a su lado, aguantando sus malas rachas y yendo a toda clase de médicos para que alguno supiera dar con la medicación adecuada. Su madre, ha sido la única persona en donde él se apoyó.
Siempre me imaginé que el que no dieran con el tipo de medicación que a él le fuera bien, era porque en aquellos tiempos, (tenía 41 años cuando murió), todavía se estaba estudiando esta clase de enfermedad. Que, según tengo entendido, es muy complicada porque hay varios grados y no todas las personas que la padecen, necesitan el mismo tratamiento.
Pero hace algunos años, y con bastante tiempo teniendo la misma medicación, y con una temporada bastante larga sin que le diera ninguna depresión, empezó a beber otra vez, a estar muy rebelde y a cerrarse en banda. Por aquel entonces, vivíamos mi abuela, él y yo juntos. Las dos supimos que había que hacer algo, y empezamos a buscar algún centro de día, para que no estuviera siempre en casa. Lo que nos costó encontrar uno que fuera bien para él. Gracias a una amiga que teníamos, que era enfermera, pudo ser. Y aún así, en este centro, iban enfermos de todo tipo, pero que yo recuerde, ningún esquizofrénico. Eran más bien, con algún retraso mental o algún impedimento físico.
Estuvo una temporada yendo. Pero no mejoró mucho.
El psiquiatra decidió probar con una medicación nueva. Dios mío. Jamás lo vi como aquella vez. Estaba tumbado en la cama, y se levantó de repente y empezó a ir por la casa a paso muy rápido, con grandes zancadas. El rostro con un aspecto muy duro, como si tuviera un enfado muy grande. Mi abuela y yo, le preguntábamos que qué le pasaba y él no respondía. Me asusté mucho. No por lo que pudiera hacerme, sino por lo que le pudiera pasar a él. Estuvo un rato así, y luego fue a su cama, cogió sus cigarros, y se los empezó a meter en la boca. Sin hacer caso a los que su madre y yo le decíamos. Me dolió muchísimo verlo así. Segundos después, vomitó y se calmó.
Al día siguiente, le quitamos esa nueva medicación, y mi madre fue a la consulta de éste hombre, y lo puso a parir.
Después de eso, y con mucho dolor, decidimos que lo mejor en aquellas circunstancias de que pasaban los días y él iba a peor, internarlo en algún centro.
Costó muchísimo encontrar algo. Una vez más, gracias a nuestra amiga enfermera, conseguimos un centro.
Llevarlo allí, fue una de las cosas que más me dolió en la vida.
No sé si estuvo 3 o 6 meses. No me quiero ni acordar.
Lo sacamos de allí. Teníamos sospechas de que no lo trataban muy bien que digamos, y se vino a casa. No sabíamos si estaría bien, o volvería a tener crisis. Pero daba igual.
Desde aquello, todo fue bien. Últimamente estaba fenomenal. Iba a cortarse el pelo al barbero del pueblo él solito. Iba a misa ayudaba con las bolsas de la compra a mi abuela, paseaba...
El último médico que lo llevó, era una psiquiatra que, parece ser que dio con la medicación que él necesitaba. Dejó de tener depresiones, dejó de beber y dejó de tener ese carácter sombrío. Lo único que no dejó, fue de fumar como un carretero, de beber sus cafés y su fanta de naranja.
Y la gente, cuando ve que un enfermo mental mata a la madre, siempre desconfían del enfermo. Nunca se paran a pensar las dificultades que hay al pretender darles una buena solución. Que estén en un centro de día, o que los padres tengan una tranquilidad al pensar qué será de su hijo cuando ellos no estén.
Precisamente, meses antes de que mi tío muriera, mi abuela y yo habíamos iniciado unos trámites para dejar todo listo para cuando ella muriera, que a él no le faltase de nada. Poderlo meter en un centro, porque conmigo ni con nadie hubiera querido estar si no es con su madre. Lo que nos estaba costando!, que si primero tenía que verlo un médico forense para determinar que efectivamente era un enfermo mental, que si había que ir al juzgado de tal...
Y eso con el consiguiente gasto en abogados.
Siempre he visto un abandono por parte de las instituciones. Y un desprecio absoluto por parte de la sociedad. Cuantas veces he visto cómo miraban a mi tío por la simple razón de ser diferente!
En cuanto notaban conductas extrañas, tales como mirar mucho a un mismo lugar, reír de buenas a primeras o fumar un cigarro detrás de otro.
Ya ves. Qué mal va a hacer una persona así?
Pero bueno, siempre pensé ellos se lo pierden.
Porque siempre estaré agradecida por haber tenido la suerte de haber conocido a una persona tan especial. De haber tenido charlas con él sobre su amada Rusia, sobre el espacio y haber compartido con él tantos años. Poder ayudarlo en sus momentos malos para luego ver, un buen día que lo superaba poco a poco.
Por tener la suerte de haberlo grabado con mi cámara de vídeo y tener la oportunidad de hablarles a mis hijos, si algún día los tengo, de lo especial que es él y la gente como él. Y de así, enseñarlos desde bien pequeños a respetar a todas las personas. Sean como sean.
Espero algún día comprobar que lo que dice ése artículo, se emplee también con los esquizofrénicos.
Feliz Cumpleaños. Hoy me he acordado de lo mucho que te gusta esta película. Te echo de menos!.
Un beso.
Hace poco, lo llevé al veterinario. Es un yayo, y pese a los achaques que tiene, me han dicho que está muy bien. Nunca había tenido un conejo, y siempre he tenido miedo de no haberle dado todos los cuidados necesarios. Pero veo que no es así.
Espero que esté en casa mucho mucho tiempo!