A veces, todo parece tan gris. Todo es tan gris a tu alrededor...
Quiero tener fuerzas para cambiar las cosas, pero no las tengo. Estoy estancada y ni siquiera se cómo vine a parar aquí. Se me escapa todo de entre mis dedos, mi tiempo, mi vida. Una angustia se apodera de mi alma, de mi estómago y se establece. En contra de mi voluntad. Porque no tengo voluntad.
Hace años que me siento sin voluntad. Para cambiar mi vida, para seguir adelante. No encuentro razón alguna para que merezca la pena. Los días pasan delante de mí. Uno tras otro. Sin darme nada. A las mismas horas, hago las mismas cosas. Y de repente, me veo en la cama, sin poder dormir, pensando en tiempos pasados y en días mejores.
Pienso en alejarme de todo esto, pero no tengo a dónde ir. Estoy desperdiciando mi vida y soy consciente de ello.
Y tengo muchísimo miedo, porque creo que ya me he acostumbrado. A pasar por estas etapas y esperar a que pasen y conformarme con lo que me haga olvidarme de la situación en la que estoy. Cualquier cosa. Por diminuta que sea, la cojo y la utilizo para engañarme y decirme a mi misma que no estoy tan mal. Que seguro que pronto llega algo bueno que necesito.
Algo fresco, que no me haga daño.
Te echo de menos. Cada vez me doy más cuenta de lo mucho que pude haber hablado contigo y nunca lo hice.
Espero pasar lo mejor posible este 23.
Te gustan los gatos?...
Un beso.
Por fin entró la primavera. Los días serán mas largos y no hará tanto frío. Las plantas de la terraza se pondrán preciosas, y los perros se podrán dar esos baños de sol que tanto les gusta.
Aunque Marzo es un mes difícil, por el día del padre y por el aniversario de la muerte de mi padre, intento buscar las cosas buenas que vienen.
Pienso cada vez menos en lo que pude haber hecho con él, y no hice. Hay días que lo tengo muy presente. Y hay temporadas que está un poco apartado de mi vida. El tiempo hace que cada día lo lleve un poco mejor.
Lo único bueno que me dio la ausencia de mi padre, es que me he dado cuenta de lo importante que es decir lo que quieres a la persona que quieres. No callarte por nada y disfrutar cada momento. No dar importancia a lo que no la tiene y confiar en los sentimientos hacia las personas.
Feliz Primavera!
Son las 7.28 de la mañana. Hace 28 minutos que me conecté en el servicio y parece que el teléfono quedó mudo.
Es mi primer día en este trabajo. Se trata de un teléfono erótico y atiendes las llamadas desde casa. Y aunque ya lo hice durante mucho tiempo y no me coge de nuevas, estoy a la expectativa. Me pregunto si los clientes se comportarán como siempre, o si habrá cambiado la tónica general. Habrá alguno que me sorprenda con alguna historia nueva?, que sea diferente en la manera de tratar a la que tiene al otro lado del teléfono?
Ayer, la chica que me hizo la entrevista, trataba de explicarme (a pesar de decirle que tenía experiencia), lo que el cliente pedía. Y cómo había que tratarlo según lo que quería. Y yo ahí parada pensando que qué me estaba diciendo, si estoy harta de saber lo que el cliente pide, por muy callado que éste sea, o rarito o estúpido.
Vamos a ver. Todos quieren sexo. Salvo una minoría que pide hablar. Ahora, eso sí. Todos, tarde o temprano, de una manera u otra, acaban pidiéndote quedar contigo.
Empiezan por pedirte el nº de teléfono y acaban pidiéndote una cita. Al principio te los vas quitando de encima. Que si no nos conocemos mucho, que si tienes novio o estas casada...
Pero llega un momento en el que se cabrean y preguntan que si quiero tanto como ellos una conversación erótica, porqué no quiero intercambiar los nº de teléfono si así nos saldría más barato. Y esa pregunta es del todo lógica. Y todo lo que en su día, la primera vez que llaman, se argumenta para que no se crean que estás trabajando en una línea erótica, va perdiendo peso. Hasta que te lo dicen claramente y dejan de llamar.
Es entonces cuando siento un inmenso alivio a la vez que pena. Alivio porque llega un momento en el que el rato con el que estás con esa persona hablando, se centra (después claro, de haber tenido su ración de sexo), en el porqué de no quedar en un sitio público o en el motivo por el cual no le doy el teléfono. Y eso, esa insistencia, llega a agobiar un montón.
Y pena porque son los que más minutos te dan.
La verdad, es que no entiendo cómo creen realmente, que hablan con gente que está ahí como ellos. Llamando desde el trabajo, desde casa, desde el móvil en el coche o, incluso, desde la cama. A la hora de la siesta y mientras la mujer está trabajando o en otra parte de la casa, haciendo vete a saber qué.
Sé que hay teléfonos en los que es así. Pero supongo que a la hora de dar el teléfono, las personas interesadas, no tienen ningún problema.
Lo gracioso es, que en el fondo de toda la mierda que suelen demostrar (y hay algunos que están muy mal de la cabeza, para encerrar), pecan de inocentes. Con un par de cosas que les digas y si les ríes las gracias, y si pones la voz melosa, se lo creen todo. Y sus sospechas quedan atrás para volver en el momento en el que quieren llegar a más y ven que es imposible.
También los hay que te hacen saber desde el primer minuto, que saben que estás trabajando y que llaman para utilizar tus servicios. Los hay amables, incluso educados, y los hay gilipollas. Como los que desde el primer momento te tratan con una prepotencia infinita. Creen que están hablando con un ser inferior al que tienen que demostrar algo. Y ese algo es que van por delante de ti y que controlan la situación. Y hay que dejar que lo crean, porque a la que sienten que no es así, o cuelgan o se ponen chulitos y se hacen más insoportables todavía. Lo que más me revienta, (porque entonces tus argumentos no sirven de nada) es que un tío de estos, se ponga pesado pidiendo verte, y tras tanta negativa, te confiese que ya quedó con alguien de la misma línea. Esto me pasó mucho cuando trabajé en oficina. Al principio no lo crees, hasta que el tío te hace una descripción exacta, con nombre real incluido, de la chica. Entonces es cuando te hace dudar. La habrá visto realmente?, o en un ataque de sinceridad le habrá dicho ésta como se llama y como es físicamente?
Por desgracia, (lo digo por que me da mucha rabia que un tío de éstos de los que no te puedes fiar, se salga con la suya) suele ser verdad. Aún sabiendo el riesgo que se corre, aunque se esté en un lugar público, algunas mujeres los conocen personalmente.
De todos los que llaman, los que mejor me caen, son los sado. Tanto el amo como el sumiso. Me crean más simpatía los sumisos. Aunque te hacen trabajar más, imaginativamente hablando, me caen bien porque muchos de ellos, por temor a el qué dirán, no dejan aflorar sus preferencias sexuales. Y es ahí cuando llaman y dejan claro lo que les gusta, sin temor a no ser aceptados. Y, aunque sea de esa manera, pueden hacer lo que realmente quieren.
Con los amos, es diferente. Hay que tener mucho estómago para aguantar a algunos. Otros, te dejan sin palabras porque, al igual que los sumisos, en su vida sexual no pueden hacerlo y entonces, cuando se animan, llaman y comprueban que pueden soltarse, dicen muchísimas barbaridades...
Menos mal que todos no son como los que utilizan la línea erótica. Me moriría!
Ya son las 9.00 y nadie me ha interrumpido mientras escribía.
Aunque todavía queda mucha mañana...