Que pinta tan extraña tiene. Por qué abre tanto los ojos cuando habla?. Parece mas joven que yo. Me pregunto si le he entrado por el ojo igual que él a mí.
No para de moverse por toda la habitación, está nervioso y me habla de cosas que no tienen que ver unas con las otras.
Me gusta.
Qué pelo más liso tiene, ojalá se lo aparte un poquito de la cara. Por lo poco que he podido ver, su cara es muy fina. Sus manos son venosas y sus brazos fuertes. Lleva unos pantalones dos tres tallas más grande que la suya. Le caen sobre los huesos de la cadera. Gesticula mucho y a veces la camiseta que lleva, se le sube y puedo ver la piel del abdomen.
Mis ojos lo devoran.
Trato de que no se me note, y sigo la conversación lo mejor que puedo. No es que no me guste su conversación, es que su imagen me atrae poderosamente.
Se acerca y me pongo nerviosa. Se sienta. Así podré observarlo mejor. Su estado de nervios tan latente, me hace sentir superior aunque en el fondo, yo esté temblando.
Casi sin quererlo, sin darme cuenta, alargo mi mano y le aparto el pelo de la cara. Él me mira y seguimos hablando.
Como le brillan los ojos, que textura más suave tiene su cabello. Es tan liso que no tarda en recuperar su estado inicial. Cada vez que nuestras miradas coinciden, el corazón me da un vuelco.
Estoy tan embobada que ni siquiera sé como me salen palabras coherentes.
Por qué se moja tanto los labios?. Huele muy bien, se cruza de piernas y puedo ver como se le nota el hueso de la rodilla. Está en el borde de la cama y estira sus brazos para apoyarse en sus manos. Se tira hacia atrás, las venas de los brazos se hacen más notables, sus hombros también. Es entonces cuando la camiseta se adhiere a su abdomen y me deja comprobar que está más delgado de lo que parece.
Está cansado. Inesperadamente, deja caer su cabeza hacia atrás y el pelo se le cae a los lados. Tiene los ojos cerrados y no se da cuenta de le estoy mirando el cuello. Los músculos se dejan ver, rodeados por venas y cubiertos por una piel muy tersa.
Y es entonces cuando siento ganas de salir corriendo.
Sé que ese hombre me puede hacer mucho daño, sé que tiene el poder de hacerme perder los sentidos.
Quiero correr y dejar de ver tanta belleza, tanta piel. Quiero dejar de oír su voz tan grave.
Pero no corro, no tengo fuerzas.
Porque justo cuando iba a hacerlo, me ha mirado.