Tengo que responder a mi hermana. Volvemos a cartearnos, y me toca contestar.
Cada vez se me hace más difícil escribir cartas que no estén llenas de comentarios superficiales. Ella me suele preguntar por mi vida, pero no logro recuperar esa confianza que tenía antes. Y siempre me refiero al trabajo, a la familia...
Y ella lo sabe, sabe que las cosas entre nosotras han cambiado mucho. Me parece mentira que con ella compartiera algunos de los momentos más importantes de mi vida. Con ella salí mis primeras veces de marcha por Madrid, le contaba siempre quién me gustaba, con quién estaba en ese momento y las dos estábamos siempre juntas cuando la casa se venía abajo. Cuando los problemas que tenía mi familia, ( y que si algún día me animo, contaré), empezaron a salir a flote. Las dos nos agarramos la una a la otra y decidimos seguir adelante. Y aunque las dos acabamos viviendo en ciudades distintas, siempre que nos veíamos, nos lo contabamos todo.
Ahora, cada vez que le cuento mis cosas, me mira con caras raras, juzgándome todo el tiempo. Intenta sacar lo malo de las cosas. No entiende mis locuras, cuando me fui con mi compañera de piso a Zaragoza, a ver a unos de un grupo de música que habíamos conocido el día anterior. O mis fiestas de verano en la playa, con mis amigos...Cuando antes éramos tan parecidas. No se acuerda de las locuras que hacíamos las dos por Madrid?! Fue mi modelo a seguir durante mi adolescencia. De ella aprendí muchas cosas, tenía un carácter y una personalidad muy fuerte.
Digo tenía, porque ahora no es así. Ahora es todo lo contrario.
Que si yo viera que ella está bien, que tiene esa mirada de siempre, quizá me lo tomaría de otra manera. Pensaría que se ha hecho mayor, o que al tener el niño, cambió. Dicen que se cambia al ser madre, no?. Pero está triste, aunque sonría, siempre tiene la misma mirada triste.
Las pocas veces que nos vemos, está incómoda. No podemos hablar las dos solas, porque ella no quiere ir a dar una vuelta, o viene mi sobrinillo o su pareja o todos.
No me llevo nada bien con su pareja. Y supongo que eso influye en gran parte. Aunque, desde mi punto de vista, no tendría por que ser así.
En fin, que las dos sabemos que nos echamos de menos, pero no sabemos cómo solucionar las cosas.
En uno de sus últimos cumpleaños, dio la casualidad de que estaba en donde yo vivo. Las dos salimos con el niño, a comer fuera, y lo pasamos genial. Hablamos, nos reímos mucho, recordamos locuras de viejos tiempos y todo fue bien. Entonces, creí que las cosas se estaban solucionando.
Pero no fue así.
Así que me siento en la mesa, con el papel en blanco, y no sé que poner. Releo su carta e intento contestar a sus preguntas sin parecer demasiado mecánica.
Ojalá llegue un día en el que me vea con ella, como antiguamente hablando sin parar, con total confianza. De todo tipo de cosas, confiando en que ella va a entender todo lo que yo le explique. Y que ella me cuente sus cosas, y me pida consejo y ambas nos sintamos respaldadas siempre.
Pase lo que pase...
Posiblemente a ella le pase lo mismo. Quizá contándole todo lo que has escrito en este post: tus sentimientos, lo mucho que la echas de menos, lo mucho que la quieres, las cosas cambien.
No esperes, da tu el primer paso.
El "Ojalá" no sirve de nada.
Tienes mucho que ganar y nada que perder.