Nunca he puesto unas fotos de mi perro Nelson.
Es el primer perro pequeño que tengo, ya tiene ocho años, aunque no lo parece. Está atacado de los nervios. Por las mañanas no para hasta que sale a la calle, apenas me deja vestirme, porque se pone a brincar a mi alrededor. Tiene problemas de estómago de lo nervioso que es.
Es al primer perro que veo que da cabezadas, como las personas cuando se quedan dormidas, que se les cae la cabeza. Cuando presta atención, se le frunce el ceño. Y la expresión de su cara es entre triste y angustiada. Si el hermano está haciendo algo que no debe, (casi siempre coger comida de donde sea), empieza a dar vueltas de un lado a otro y darte golpecitos con las patas o el morro, para que vayas a donde se está cometiendo el delito.
Tenía más o menos dos años, cuando le dio por robar patatas crudas y comérselas. Costó unos cuantos años quitarle esa manía...
Todavía no tenía un año, cuando tragó veneno para caracoles y desde entonces, tiene esas arrugas tan raras en el cuello. Pobre, qué mal lo pasó. Al día siguiente, tenía todo el paladar lleno de llagas. Menudo susto!
Cuando sabe que ha hecho algo mal y le estás riñendo, enseña los dientes de delante. Pero sin gruñir o hacer algún tipo de ruido. También lo hace cuando vengo de la calle y me recibe a mi o a mi amiga, entre saltos nerviosos.
Es un perro muy especial. He tenido cinco perros antes de tenerlo a él, y ninguno hacía las cosas que hace éste. Hay veces que me saca de quicio. Paso de él, y al rato, viene con esos saltitos, intentando dar lametazos en la cara. Aunque no es muy cariñoso, de vez en cuando, le encanta que le rasque en la tripa o el pecho.
En la calle se porta genial. Nunca lo he enseñado a que me haga caso, pero siempre está atento a que lo llame. Su locura, es la pelota. Se la tire las veces que se la tire, siempre quiere más.
Cuando trajimos los gatitos que encontramos, al principio me parecía imposible una convivencia. Pero poco a poco, los ha ido aceptando. Cosa por la que le estoy muy agradecida...
He querido hacerle un pequeño homenaje y ponerlo en mi blog. Ahora está aquí a mi lado, durmiendo. Hay veces que incluso durmiendo, tiene el ceño fruncido!
Pidiendo ir a la calle.
Dando cabezadas...
Durmiendo con la lengua fuera.
Brown Eyed Girl -
Van Morrison
Hey, where did we go
Days when the rains came ?
Down in the hollow
Playing a new game,
Laughing and a-running, hey, hey,
Skipping and a-jumping
In the misty morning fog with
Our, our hearts a-thumping
And you, my brown-eyed girl,
You, my brown-eyed girl.
Whatever happened
To Tuesday and so slow
Going down to the old mine with a
Transistor radio.
Standing in the sunlight laughing
Hide behind a rainbow's wall,
Slipping and a-sliding
All along the waterfall
With you, my brown-eyed girl,
You, my brown-eyed girl.
Do you remember when we used to sing
Sha la la la la la la la la la la dee dah
Just like that
Sha la la la la la la la la la la dee dah
La dee dah.
So hard to find my way
Now that I'm all on my own.
I saw you just the other day,
My, how you have grown!
Cast my memory back there, Lord,
Sometime I'm overcome thinking about
Making love in the green grass
Behind the stadium
With you, my brown-eyed girl,
You, my brown-eyed girl.
Do you remember when we used to sing
Sha la la la la la la la la la la dee dah
Laying in the green grass
Sha la la la la la la la la la la dee dah
Dee dah dee dah dee dah dee dah dee dah dee
Sha la la la la la la la la la la la la
Dee dah la dee dah la dee dah la
D-d-d-d-d-d-d-d-d-d...
No sabía yo, que me iba a gustar tanto Van Morrison.
Me gustó oír esta canción estando contigo...
Al final, quedamos para comer...
Tengo ganas de verte.
Y contarte lo que ha pasado. Cada vez que nos hemos visto, me has preguntado por él. Por eso y porque has sido una de las pocas personas en aceptarlo, tienes derecho a saberlo. Te puse en el mail que estaba fatal por una cosa. Pero no quiero decírtelo ni por mail ni sms ni por teléfono. Por eso y porque te echo de menos y necesito hablar contigo, te quiero ver.
Esta vez te toca a ti elegir a dónde vamos. Me pregunto cuánto tardarás en preguntarme que qué es lo que te quería decir.
Y también me pregunto cuál será tu reacción.
Tengo tantas ganas de verte...
Pienso que por el momento, esta relación nuestra tan rara, va bien. Nos vamos viendo de cuando en cuando, (mucho menos de lo que a mí me gustaría), y no perdemos el contacto.
Además, quiero saber cómo te va el asunto de la mudanza y si es cierto que ibas a dejar a tu actual pareja. Conociéndote como te conozco, y sabiendo que no puedes estar solo, dudo que hayas seguido adelante.
Tendrás ya el coche?, me encanta ir contigo en le coche. Me fijo mucho en tus manías al conducir, en como coges el volante o como cambias las marchas.
Siempre me fijo en lo que haces. No puedo evitarlo.
Mientras he estado escribiendo, Igor, mi gato, a estado mirando la pantalla del ordenador y queriendo jugar con las letras. Espero que lo conozcas cuando vuelvas a mi casa. A él y su hermana.
El tiempo pasa y las heridas van curando. Y es ahora, cuando puedo pensar realmente en lo que ha pasado.
Una etapa de mi vida, ha quedado cerrada. Aquel lugar en donde conseguí algunas de mis metas, está vacío. Ya no queda nada de lo que allí conocí. Ni siquiera el cuarto donde pasé tantos inviernos sin saber si la decisión que había tomado, era la más adecuada para mi.
Todo está cambiado. Personas importantes para mi, han desaparecido. Lo que me ayudó a tomar la iniciativa a mi independencia, ya no está.
Todo esto me parece muy raro. Tengo una sensación extraña en el cuerpo cuando pienso que el domingo voy a ir allí. Al lugar en donde he dejado parte de mi vida, de mis experiencias.
Voy a visitar a mi abuela. Sin que esté su hijo, mi tío. Me parece increíble que cuando abra la puerta, no venga él a darme dos besos. Que no venga a la estación a esperarme. Entrar en esa casa que me dio tanto, y que ahora ya no siento mía.
Cómo no puedo tener ganas de ir al sitio en donde yo más cómoda me sentía?
Cómo pueden cambiar tanto las cosas?
Se me encoge el alma al estar allí. Todo es muy frío y desolador.
Por más que pienso, no encuentro nada que me una a ese lugar. Me siento como una extraña en una casa a la que he ido todos los veranos y en la que he vivido unos cuatro años. Cómo puede ser?
Iré y andaré por esas calles, por esos atajos que conozco como si fuera la palma de mi mano. Y no sé lo que sentiré. Teniendo cada vez más claro que ya no tengo un sitio en donde sentirme cómoda.
Sólo tengo ésta cuidad con sus ruidos, su polución y sus días grises.